miércoles, 6 de mayo de 2020

Reseña literaria: Eichmann en Jerusalén

Ficha bibliográfica



Título: Eichmann en Jerusalén . Un estudio sobre la banalidad del mal
Título original: Eichmann in Jerusalem. A Report on the Banality of Evil
Autor(a): Hannah Arendt
Nacionalidad: Alemana - Estadounidense
Editorial: Lumen
Fecha de publicación: 1963
Saga: No
Páginas: 312
Género: Ensayo




Sinopsis de la editorial

A partir del juicio que en 1961 se llevó a cabo contra Adolf Eichmann, teniente coronel de la SS y uno de los mayores criminales de la historia, Hannah Arendt estudia en este ensayo las causas que propiciaron el Holocausto y el papel equívoco que desempeñaron en tal genocidio los consejos judíos -cuestión que, en su época, fue motivo de una airada controversia-, así como la naturaleza y la función de la justicia, aspecto que la lleva a plantear la necesidad de instituir un tribunal internacional capaz de juzgar crímenes contra la humanidad.

Poco a poco, la mirada lúcida y penetrante de Arendt va desentrañando la personalidad del acusado, analiza su contexto social y político y su rigor intachable a la hora de organizar la deportación y el exterminio de las comunidades judías. Al mismo tiempo, la filósofa alemana estudia la colaboración o la resistencia en la aplicación de la Solución Final por parte de algunas naciones ocupadas y expone problemas cuya trascendencia sigue determinando la escena política de nuestros días.

Más de cincuenta años después de su publicación, Eichmann en Jerusalén sigue siendo uno de los mejores estudios sobre el Holocausto, un ensayo de lectura inaplazable para entender lo que sin duda fue la gran tragedia del siglo XX.

Opinión personal (sin spoilers)

No recuerdo qué me llevó a tomar prestado este libro de la biblioteca, pero sí recuerdo a qué otros libros me llevó este. Sin duda fue una de las grandes revelaciones del año pasado, con el que emprendí un viaje motivado por las ganas de aprender, comprender y avivar mi pensamiento crítico. Solo por ello ya me parece un libro indispensable.

Gran parte de la horrible y trabajosa perfección en la ejecución de la Solución Final —una perfección que por lo general el observador considera como típicamente alemana, o bien como obra característica del perfecto burócrata— se debe a la extraña noción, muy difundida en Alemania, de que cumplir las leyes no significa únicamente obedecerlas, sino actuar como si uno fuera el autor de las leyes que obedece. De ahí la convicción de que es preciso ir más allá del mero cumplimiento del deber.

No hace falta comentar el tema de que trata Eichmann en Jerusalén. Todos sabemos qué tragedia marcó las vidas de la gente del siglo XX, y cómo no podríamos entender la sociedad actual sin ella. Pero uno no debe olvidar que la historia, como bien se dice siempre, se escribe con la sangre de los perdedores. Con ello no pretendo justificar o defender la ideología nazi, ni mucho menos. Pero sí es cierto que, dadas las circunstancias, la imagen de que unos cuantos monstruos malvados cometieron un crimen contra la humanidad es completamente absurda. Millones de individuos participaron de este horrible genocidio, individuos que, por otra parte, siguieron teniendo vidas normales y afectivas en sus ámbitos personales. ¿Cómo se puede entender esto? Con este ensayo Arendt pretende no solo interpretar con rigor el juicio de Eichmann, sospesar su justícia y penetrar con gran habilidad la psique de este hombre, sino también desentrañar los motivos que hicieron posible ese infierno.

Es propio de la historia de la naturaleza humana que todo acto ejecutado una vez e inscrito en los anales de la humanidad siga siendo una posibilidad mucho después de que su actualización haya pasado a formar parte de la historia.

Este es un libro controvertido. Para empezar, fue en contra del clamor del pueblo, fuertemente antinazi en ese momento. Se tachó a Arendt de antisemita e incluso de culpar a la víctima. El retrato que dibuja la autora de Eichmann es también controvertido: a través de sus ojos no vemos a un hombre ruin cegado por un odio irracional sino a un hombre... mediocre, simple, influenciable. Un hombre sin remordimientos pero sin pretensiones, que bien podría haber formado parte de cualquier otra organización altruista si el destino lo hubiera llevado a ello. Un hombre, aun así, que tuvo un papel importante en el holocasto judío cometido en Alemania. Eichmann es un ejemplo perfecto, una justificación que permite a Arendt explorar su tesis: la banalidad del mal. Una banalidad que recorre la historia de la humanidad y contra la cual todavía no estamos vacunados. ¡Con qué facilidad nos acostumbramos a la más terrible de las crueldades cuando encaja en un sistema, cuando convivimos con ella al lado de la ley...!

Lo más grave, en el caso de Eichmann, era precisamente que hubo muchos hombres como él, y que estos hombres no fueron pervertidos ni sádicos, sino que fueron, y siguen siendo, terrible y terroríficamente normales.

Con Eichmann en Jerusalen la escritora y filósofa trasciende la condición de historiadora y se convierte en poeta, creando un ensayo brillante y perturbador sin el que no puede entenderse el pensamiento moral y político de nuestros tiempos. Este es un libro que revuelve la mente y la consciencia de uno. Y, con suerte, también le suscita la necesidad de informarse más. Al menos por mi parte así fue. Me parece que no estaría de más que todos procuráramos conocer con más profundidad las cosas de las que hablamos. No debemos contagiarnos de la ignorancia que ya se ha convertido en hábito, hasta en bandera, que impúdicamente se tolera e incluso se alienta a nuestro alrededor. Creo que tenemos un deber moral de comprender, de querer comprender. Y en cuanto al horror del siglo XX, ¿qué mejor manera que de la mano de una mujer que lo vivió?


¡Hasta la próxima, biblioviajeros!

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